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Cita literaria
“De regreso al pueblo, tuve que besar una larga hilera de rostros, masculinos y femeninos, en ambas mejillas, y corrieron las lágrimas, igual que cuando me marché. Aunque mientras estuve ausente había adquirido una esposa y tres niños pequeños, era como si sólo hubiese estado fuera algunas semanas, excepto que en el jardín los mandarinos se habían vuelto enormes y había nísperos cargados de frutos allí donde descuidadamente había arrojado algunas pepitas. Como es natural, los niños del pueblo habían crecido, y algunos ancianos habían fallecido, pero las familias permanecían intactas. […] Todo lo que dejé atrás había sido cuidado –la ropa de casa, la cubertería de plata, los libros, los documentos– aunque las polillas habían devorado mis calcetines; y si me hubiera sentido dispuesto a ello, hubiera podido sentarme ante mi mesa, sacar una cuartilla del cajón y comenzar a trabajar inmediatamente. Verdaderamente, Deià me había recibido como a un rey; mi regreso hacía pensar que la prosperidad podría estar una vez más a la vuelta de la esquina.”